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Génesis - Bienvenida

  • sebastianmanga
  • 22 ago 2024
  • 3 Min. de lectura

Cuánto miedo me ha generado siempre estar acá, sentado frente a la hoja en blanco con la intención de escribir algo. Ese miedo viene de leer a tantos otros que, con su valentía, se aventuran a escribir cosas y logran elaborar piezas únicas, auténticas y creativas en un mundo en el que parece que ya todo está hecho, y donde los puestos de privilegio sugieren ya estar ocupados.

 

Cumplí 29 años hace poco, pero los meses previos ya se avecinaba una crisis de edad, de las que siempre había oído mucho y experimentado poco, al punto que no sé si es la de los 20, la de los 30 o ambas al tiempo. Lo cierto es que renuncié a mi trabajo de abogado en una prestigiosa firma, terminé una relación de pareja, que más que una terminada cotidiana fue un divorcio porque vivíamos juntos, y decidí abrirme a la incertidumbre en búsqueda de una paz que me había sido esquiva pese a haber aterrizado en lugares y personas muy buenas.

 

Se aplaude mucho la valentía detrás de tomar este tipo de decisiones, y la verdad hasta hace poco entendí el motivo, pues verbalizar la decisión abruma, pero lo realmente complicado es todo lo que viene después: ser coherente, honrarse y vivir fuera de lo conocido es verdaderamente complicado, y es una lucha diaria. No tener ingresos, mudarse a la casa paterna mientras todos tus amigos se van de casa, no divisar un norte ni un futuro claro, es todo un desafío, pero ¿no es igualmente un desafío vivir una vida que no queremos, o a la que nos aferramos por comodidad más que por convicción?

 

Estos meses he tenido a mis hermanos de vida a mi lado, a mi familia y a otros ángeles que Dios puso en mi camino. He logrado aferrarme a la fe y a la esperanza, elementos que siempre me fueron esquivos, así como superado días en los que la frustración y ansiedad se aglomeran por no estar en donde quisiera, por no tener un ingreso, por sentir malestar, pero claro, siempre es clave recordar que lo difícil es el camino después de la decisión, más que pasar la carta de renuncia o terminar y hacer maletas, y que ni siquiera los personajes más influyentes de la historia transitaron la carretera de la vida sin baches, o llegaron al éxito de la noche a la mañana.


En un mundo en el que la autenticidad parece ser constantemente castigada por las expectativas de los demás, por las aspiraciones que se nos implantan y en el que parece que las reglas de juego están dadas y son inamovibles, este espacio busca ser un lugar seguro para mí y todos aquellos que decidan participar de él. No todo está ya hecho, ni tampoco debemos ser García Márquez para tener algo que decir o que valga la pena el ejercicio de la escritura.


Tal vez la autenticidad y el valor de lo que pueda aportar son dos de los elementos que más me han abrumado, sin dejar a un lado el ego, pero habiéndome aventurado a tomar decisiones tan difíciles, es más que justo darme a la labor de honrar dicha decisión día a día, y a explotar los talentos que Dios puso en mí, pues al final esos son los látigos que me fueron entregados para autoflagelarme (léase el prefacio de Música para camaleones de Truman Capote).

 

Con este contexto les doy a todos la bienvenida a La Miscelánea de Manga, un espacio en el que pretendo ejercer una de mis pasiones de vida: la comunicación y la escritura. Es un espacio en el que quiero publicar las cosas que escribo y que, como sugiere el título, son muy variadas, como mis gustos e intereses. También quiero que todos los lectores que lleguen, sientan la confianza de hacerse parte de la comunidad, bien con comentarios, bien pasándome las piezas que quieran publicar. Crear este espacio ha sido un ejercicio de valentía y, en la medida de lo posible, quiero que todos aquellos que estén frenados, sientan en este recinto una oportunidad para abrirse también.

 
 
 

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